Entre los brazos de aquel umbral me recosté
Teniendo sexo con los rayos del sol
Fumándome la vida entre los ladrillos
Esperándote
Llamándote
Entre los brazos de aquel umbral me recosté
masturbando los párrafos de la vida,
Ebrio en soledad, con el alma distante.
No recuerdo mi rostro pues me volví esencia, me volví desgracia, me volví tragedia.
Vuelven a caer aquellas lágrimas pútridas sobre mi rostro impávido Vuelven a llorar los destinos cogiendo el ataúd placentero del final indestructible.
Entre los brazos de aquel umbral me recosté Volando bajo sobre la nada lejos de las palabras, como un ángel apátrida errante bebiendo el almíbar de los pantanos tortuosos.
Soy aquel matiz de la tarde carnavalesca Soy aquella luz sin rumbo alguno Soy aquel espacio entre mi boca y la neblina grisácea.