Fernando Curiman

Las caricias del sol

Entre los brazos de aquel umbral me recosté
Teniendo sexo con los rayos del sol

Fumándome la vida entre los ladrillos
Esperándote

 Llamándote


Entre los brazos de aquel umbral me recosté

masturbando los párrafos de la vida,

Ebrio en soledad,
con el alma distante.

No recuerdo mi rostro
pues me volví esencia,
me volví desgracia,
me volví tragedia.

Vuelven a caer aquellas lágrimas pútridas sobre mi rostro impávido 
Vuelven a llorar los destinos cogiendo el ataúd placentero del final indestructible.

Entre los brazos de aquel umbral me recosté
Volando bajo sobre la nada 
lejos de las palabras,
como un ángel apátrida errante 
bebiendo el almíbar de los pantanos tortuosos.

Soy aquel matiz de la tarde carnavalesca
Soy aquella luz sin rumbo alguno
Soy aquel espacio entre mi boca y la neblina grisácea.