Cuantas veces he remontado a las estrellas
Y he sorprendido a la luna con un beso.
Cuantas veces he dejado mi voz
En los murales enclenques
Del pesimismo de mi especie.
Cuantas veces me he encadenado
a la libertad Y he sido liberada
para dormitar con la soledad.
Cuantas veces he engendrado valores
Y después de arraigados han sido abortados
Por las pandemias sociales.
Cuantas veces me he quemado los dedos
Con la llama de la envidia
Al estruendo del volcán de mis emociones.
Cuanto arrasarme los ojos acallando
El clamor por el dolor ajeno
Que fue y es mi constante dolor.
Y a veces; muchas veces: miles de veces
He intentado decir lo bello que es el amor
En los caminos angostos del individualismo.
Cuantas veces me han tachado de ladradora
Marcándome con la lanza
La membrana de este motor…
Ay, cuantas veces he errado creyendo,
Fehacientemente, en el prójimo
Que no se aproxima a los litorales
De la responsabilidad…
Y es tan liviana la existencia…
Que nos complacemos acicalándonos
Con galardones el hastío
De nuestro propio “yo”
Sin percatarnos que el tiempo
No regresa jamás,
Que nuestras células son consumadas
Y concluyen en cada abrir y cerrar de ojos.
-¿Por qué será que es tan difícil
Recorrer el mundo real
Plagándolo de situaciones surrealistas
Sin humor rico y fértil?
Ay,jupiter,mi amado anaranjado,
Eso somos,como tu;gases,
Putrefacción sin más retención
Que el egoísmo a grandes dosis.
Antonia Ceada Acevedo©