Diaz Valero Alejandro José

Ultima carta a Maribel

Señorita Maribel:

Ésta será mi última carta y aunque sé que la llenará de desesperanza,  le diré que no funcionó su sed de venganza. A veces la ira cuando ataca, nos aturde y no nos sacia, y después muchos dicen que la vida es ingrata.

 

Le confieso que yo estaba muy seguro, que mi carta tendría un final oscuro, que usted en  afán vengativo e impuro,  y porque no decirlo, tal vez en modo inmaduro, iría a buscar en un cercano futuro, divulgar su mensaje para darme duro; y dejar evidencia escribiendo en los muros, por eso nada me asombra, se lo juro, saber que lo suyo también fue oportuno.

 

Le cuento de manera serena, que iba yo por la playa caminando enhorabuena, descansando los pies después de mi faena, y cuando de pronto vi una botella, que danzaba con las olas confundida en la arena. Me doble a recogerla y ¡oh qué pena! Era su carta con letras que envenenan, que proyectan la rabia de sus venas y quiso divulgarla a lejanas tierras.

 

Pero una ola inesperada, cambió su rumbo en la playa, y por eso su carta pude tomarla. Su plan ha fallado, mi estimada, sus insultos y malas palabras, ya las tengo en un álbum guardadas, como recuerdo de una historia imaginada, que alguna vez yo publicara, para llenarla a usted de alguna fama, de la cual no puedo decir si fue buena o fue mala.

 

Atentamente…

 

Reciba el saludo y admiración plena, del que encontró su carta en la arena.