Un ser abatido que armas entregaba,
por las veces repetidas que fui herido
porque de un amor a otro se burlaba
el alma de quien no era comprendido.
Ese era yo, aquel ente entristecido
que en los amores fallidos vagaba,
en sus recuerdos, sus helados corazones,
sus mentiras, falsedades y traiciones;
el que escribía sus dolores y lloraba.
Así, era que mi existir caminaba
en eternos laberintos de lamentos,
sobre un piso de brasa en mis intentos
de luchar y luchar para que saliera
de un abismo interminable e insistiera
en encontrar un amor con sentimientos
llegado de otros diferentes vientos…
un amor, que mi amor se mereciera.
Quiero un amor! … y qué no diera
porque ya más nadie me desprecie,
más nadie se aparezca y arrecie
contra éste corazón en su latir
haciéndolo continuar en su sufrir;
necesito un amor… que si me aprecie.
Esa, era mi agonía de vivir,
mis ahogares en angustias de dolor
hasta que por fin sentí tu amor
que levantó mi ímpetu de existir.
Y… doy gracias, pues, en mi sentir
cuento hoy con lo añorado, lo pedido;
un amor como tu amor que lo he sentido
llenar la más preciada ilusión
al revestir alma y corazón
y dar mejor pulsación, a mi latido.
Quién diría… que lo que hubiese querido
llegaría con tu belleza y esplendor;
pues, no fue hasta que sentí tu amor,
Que sentí… que si he vivido…
Alviz Neleb
Noviembre 07 de 2011
9:29 a.m. - Lunes