“Noble labor campesina nunca bien remunerada,
esa cutacha platina, que llevas hoy envainada,
ha de partir la semilla, sobre ésta tierra mojada.”
Con el sudor de tú frente, dejas la tierra abonada.
Con gotas de mágica fuente, la vas dejando sembrada.
Manos que son caricias, sobre la piel de tu amada.
Caminas sembrando vida, donde antes no había nada
Vida que siembra la vida, que renace esperanzada.
Manos que llevan semilla, a la entraña enamorada .
Cosecha que se levanta, creciendo en tierra sagrada,
Fecunda ofrenda al trabajo, a la labor abnegada.
Manos que trenzan los campos, trenza en amor perfumada.
¡Fuerte pasión campesina explota en la madrugada!
Caminando en la oscurana, serenata consagrada,
ilusiones peregrinas, despliega en dulce tonada,
Melodía matutina que rueda desperdigada,
que recorre en lo ambarino, llamando a la alborada.
Despertar de lo dormido, humedad acumulada.
Canto de luz que aglutina, verdores en su mirada.
De fulgores femeninos, de una pasión desatada,
de un proseguir del camino, al hasta llegar a su amada.
Tierna pasión campesina diariamente consumada,
celo dador de semilla, cópula siempre anhelada.
Caricias en piel de arcilla, resurrección esperada,
placer que araña la tierra, tierra por amor tomada.
Dulce pasión campesina, casi nunca bien pagada.
Consumada en la rutina, a lo ingrato condenada.
Relegada en la injusticia, para muchos ignorada.
Noble labor campesina, tarea dura y cansada.
Tenaz propagas la vida, la mantienes acunada,
amamantas la esperanza, en tu pecho resguardada.
Noble labor campesina, tú no has de ser olvidada...