Los labios del tiempo predicen la noche
que esculpe hiel de siglos en las sangres
y nos condenan a ofrecer derroche
de elegir libertad entre las hambres.
Libertad de escoger entre los tallos
de rosas y el aguijón de las avispas,
elección entre la noche y sus rayos...
La piel para la mortaja me alistas.
Tengo una piel ceñida por los años
y una piedra que late solo daños
ensimismada en toda oscuridad.
Mas vendré saciado por el camino
que me señala cual feliz destino
piedra hecha carne; y sangre, libertad.