Sostiene más, el báculo de sabios pastores,
que aquel oro ostentoso, de obispo con cayado.
Más limpia está la ropa de obrero bien sudado,
que piezas del congreso cual portan senadores.
Irónicos sirvientes -sus farsas las peores-
derechos adivinan, con naípes de soldado.
Se escudan en dineros, y dan envenenado;
remedio hecho de leyes, que brindan sinsabores.
Ya venga el alimento caduco al tercer mundo,
y pruebas sanitarias enfermen a sus niños,
cual vida vale tanto, que dan sólo un segundo,
a tiernos sonreíres, quitándoles los guiños.
Hay actos aberrrantes, me enervan, no secundo,
descarto al interés que preña desaliños.
318-omu G.S. (BCN-2011)