Muchos antes de que naciéramos en la tierra, vivíamos en la presencia de nuestro Padre Celestial como sus hijos espirituales. En esa existencia premortal participamos en ese gran concilio junto a los demás hijos espirituales del Padre Celestial. En ese concilio el Padre presentó Su gran Plan de Felicidad (véase Abraham 3:22-26) El Plan de Felicidad es conocido en al Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, como el Plan de Salvación.
Cuando el Padre Celestial presentó su Plan de Felicidad durante ese concilio o gran reunión, también explicó sobre La Creación, explicó sobre la Caída y explico sobre la expiación de un Salvador.
En armonía con el plan de felicidad el Hijo primogénito del Padre ( a quién conocemos como Jesucristo), aceptó ser el Salvador. (véase Moisés 4:2 y Abraham 3:27) A los que siguieron al Padre Celestial y a Su Hijo Primogénito se les permitió venir a la tierra para experimentar la mortalidad y poseer un cuerpo físico y obtener el desarrollo y progreso hacia la vida eterna. Esto nos da a conocer que todos los que habitamos la tierra en la actualidad, los que existieron en el pasado, o los que vivieran en la tierra en el futuro, aprobaron de común acuerdo el Plan expuesto, haciendo uso del albedrío que ya poseíamos, que es un atributo eterno, otorgado por Dios a sus hijos. Y aceptamos a Primogénito como nuestro Salvador, en este mundo físico. Lucifer, otro hijo espiritual de Dios se rebeló contra el plan y pretendió destruir el albedrio del hombre (como género), (Moisé 4:3). Él se convirtió en Satanás y él y todos aquellos otros hijos espirituales que le siguieron al aprobar la proposición de Satanás, fueron expulsados del cielo y se les negó los privilegios de recibir un cuerpo físico y experimentar el período de probación y la mortalidad. (véase Moisés 4:4 y Abraham 3: 27-28).
“ Ese Satanás que existió desde el principio como uno de mis hijos predilectos, vino a ,Mí diciendo Heme aquí, envíame a mí (como el Salvador) y redimiré a todo el género humano, de modo que no se perderá ni una sola alma, y de seguro lo haré; dame pues, tu honra.
Su plan consistía en obligar a los hijos de Dios a ser justos, de manera que nadie se perdería. Él garantizaba que nadie cometería pecados, su plan negaba el poder del albedrio y el poder del hombre a decidir por su propia voluntad lo que deseaba hacer en este mundo físico. Frustrando por completo el Plan de Felicidad, que fundamentalmente estás basado en la obediencia pero con la opción de que el hombre sea quien decida.
Pero he aquí, mi Hijo Amado, que fue mi Amado y el Escogido desde el principio, me dijo: Padre envíame a mí y hágase tu voluntad, y sea tuya toda la gloria para siempre.
Pues, por motivo de que Satanás se rebeló contra mí, y pretendió destruir el albedrio del hombre que yo, Dios el Señor, le había dado, y que también le diera mi propio poder, hice que fuese echado abajo por el poder de mi Primogénito y llegó a ser Satanás, si, el diablo, el padre de todas las mentiras, para engañar y cegar a los hombres y llevarlos cautivo según la voluntad de él, sí, a cuantos no quieran escuchar mi voz. (Moisés 4: 1-4).
Debate en el Concilio: El plan del Padre Celestial tenía por objetivo que sus hijos descendieran a la tierra para poder recibir cuerpos físicos, pasar pruebas y demostrar si eran dignos de regresar a la Casa paterna celestial.
En este mundo físico encontraríamos las diversas pruebas…, alegrías, obediencia, amor hacia el semejante y las buenas obras de la fe. También las aflicciones, la desobediencia, las mentiras, los engaños, las traiciones, el rencor, la desidia y todo aquello que es oposición, a lo recto, a lo correcto que son las artimañas que utiliza Satanás, y a través del albedrio decidiríamos el camino a tomar y solo nosotros, cada cual en forma personal sería su propio agente para su salvación o perdición. Porque según lo que siembres es lo que cosecharás ¡! Y a nadie podemos responsabilizar porque cada cual es su propio sembrador..