Un atardecer perfecto se dibujaba
sol y luna en el cielo se pintaba,
mirándose de frente, se acariciaban
miradas que en el alma penetraban.
El viento suavemente soplaba
y cada árbol con el se balanceaba,
el sol mi rostro suave acariciaba
y la luna trémula brillaba.
La hierba al viento danzaba,
el ave en la lejanía, cantaba;
para la perfección algo faltaba,
tu mano que ahí no estaba.