No sueltes mi mano trabajador
Ni bajes del espacio al soñador
Que con su prosa va escribiendo
Las esquinas que se van cayendo
Algún día será el día
En que caigan los lamentos
Algún día será el día.
El final de los comienzos
Y en tu roja cabellera
Caminando van los huesos
Al camino van estrellas
Despertando a los inmensos
Cae fuerte la llovizna
De los pasos a la ultranza
Por colérico infortunio
De tus crueles añoranzas
Vestimenta de gigante
Trae la codicia enferma
Con tu risa perturbaste
La mañana que aun lamenta
El engaño de tus fauces
Cruento niño con hormigas
Sube hirviendo el pueblo entero
Por las ramas de tu sauce.
Y en un parto de rodillas
Corre sangre por los campos
De una patria anochecida
Con el llanto entre los brazos
Noche larga en frío tenue
Cobija a mis estudiantes
Golpes duros aun mantienen
Enterrado el estandarte
Bien profundo en las historias
De mi gente que no llora
Que se limpia las heridas
Con carbón, limón y gloria.