Se que tu y yo sentimos exactamente
lo mismo, ya que sin necesidad de
tocar mi cuerpo sientes que me amas
como yo te amo, porque ese el primer
paso y el más importante para demostrar
que sentimos el amor verdadero y así
llegaremos a ser
muy felices.
Recordemos que el amor es como una plantita
que crece día a día entre nosotros por eso
debemos regarla con mucha ternura, afecto,
cariño y cuidarla, así evitaremos que las dudas,
los instintos, los impulsos
y las debilidades la pisoteen
y la marchiten.
Aunque sintamos muy adentro de nuestro
ser que nos desesperamos, es justo y
necesario que prevalezca nuestra espera,
ya que con mucha paciencia llegará el día
que podamos estar juntos y para siempre
en el mundo maravilloso
que nos espera.
Tomemos total control de nuestra mente y
de nuestro cuerpo para que nada pueda
perturbar nuestra paz y nuestra espiritualidad,
así habremos demostrado que tu y yo nos
amamos espiritualmente sin satisfacer una
simple necesidad y habremos logrado vencer
el instinto animal y con nuestra lealtad también
lograremos alcanzar
nuestra libertad.
Ten el consuelo que ni tú, ni yo, ni nada, ni
nadie podrá evitar que nuestras energías
preparadas para amar; aun a la distancia se
reencuentren, se unan, se entrelacen, se
amen, se entreguen y vibren en un eclipse
de amor como el sol y la luna cuando se
unen en una sola energía
y con mucha alegría.
Observemos calmados y en silencio esa
maravillosa unión por amor y fidelidad,
y alegrémonos por nuestras energías
que día a día logran su
eterna libertad.
Miremos el ejemplo que nos dan nuestros
cuerpos que con tanta abnegación también
esperan con mucha emoción y en lo más
profundo del corazón que llegue el día de
su entrega y también logren su total y
completa libertad hasta
la eternidad.