La ligera brisa de la nostalgia me abanica el alma
cual si fuese los ímpetus sobrehumanos
del moribundo exhalando su ultimo suspiro.
Los tedios quejumbrosos como alimañas
se ciernen embravecidos sobre la barca encallada
para perderse sollozando en el olvido de tu indiferencia.
El vil destino ha virado su camino
llegando a puerto…mi soledad,
y la época de mi juventud
se ha ido como la esperanza pasajera.
Cuantas noches semejan un trajín
laborioso y osado,
traicionero cabalgar entre los vestigios
de un desvelo sin fin.
Y la vida subastada
Al mejor postor me reclama su precio,
la gritería y abucheos de mi conciencia
me tiran una pedrada al corazón atado.
Y si supiera con antelación
que el fracaso no conduce a la muerte en vida,
me embarcaría de nuevo en lides sin temor
para surcar con valentía entre redobles de tambor
y conquistaría altanero tu duro corazón.