Ruge el sentimiento controvertido
tras los pétalos mundanos.
Unámonos al alarido de las sombras insurrectas
y escondamos nuestras obstinadas manifestaciones
bajo la gracia de la vida y la soledad ruinosa
de los enemigos que van feneciendo.
Hemos luchado y aún continuamos en pie.
Cada estacazo y cada rugosidad malnacida
han ido expirando apáticamente
gracias al entusiasmo de lo sempiterno.
Todo esto y mucho más que nadie creería jamás
habita hoy allende la lejanía y la consciencia,
entre horas inverosímiles y machetes hostiles
que con sumo padecimiento se incrustaron
en el espinazo de la sabiduría.