Cuando estoy deshabitado
me interno entre ramajes invisibles
y ríos donde el silencio hace crujir los remos
con la espontaneidad de los suspiros
para buscar un péndulo
en el brocado de las horas
que dé forma a mi cuerpo
o que cincele la niebla
de los páramos
olvidados por el sol.
Pero el gesto iracundo
de tu ausencia
se adhiere al péndulo
para enmarañar mis recuerdos
y aplastar mi ser.