Antonia Ceada Acevedo

A una mujer madura

A una mujer de cuarenta años

de mirada segura y adivina,

no se le puede fingir, inventar, mentir...

A ella no le importa que le disfracen sentimientos,

por que  sus caricias son de fuego y los destruye.

 

Una mujer madura salpica melosidad  en el tacto

cuando recorre con su experiencia el verbo.

Se titula de señora, pero alma de adolescente

Por que rejuvenece en cada vuelo,

En cada noche de insomnio

Donde los recuerdos  rodean  su cintura.

 

una mujer madura desprende aroma

con sus pasos aventureros, fuertes y firmes.

Regala noches excéntricas,

De rojo carmín y lunas llenas.

En sus brazos no hay desengaños

Por que a  todos los parió.

 

Una mujer madura luce su cuerpo sin miedos,

Desnuda sus ansias en cada beso,

Su belleza es intacta en el tiempo

Y con una palabra delicada llega a la perfección.

Agradece cada flor, cada minuto, cada sonrisa

Con ternezas únicas que la hacen sólida.

 

Amar a una mujer madura, ay Dios,

Es mantenerse en el cenit

En  lo especial  de la existencia,

Abrazado... a la paz, a la armonía en libertad.

 

 

Con libertad...libertad.

 

ANTONIA CEADA ACEVEDO

(Una mujer madura)