Van pasando los días y no encuentro consuelo
La vida es un laberinto, duro y muy efímero
El dolor sentimental, mata los sentidos al vuelo
Yo muero, minuto tras minuto, en mi débil fuero…
Siempre ocultando detrás de la sonrisa, mi pasado
El que no logro olvidar, capítulos de muros, enyesados
Detrás de mis retinas, que revela mi Fil. Adosado
Que anulan los intentos de resurgir, de mis fracasos…
Miro la tele y su atención no me desvía, del letargo
Capítulos misteriosos, desde que me reconozco
Ya desde niño me encontré siempre, muy negado
Apagado de ideas, distraído por durezas y sofoco…
Los maltratos que sufrí, por un Padre muy equivocado
Dictaron el futuro, de todo el navego, por mis océanos
Huracanes violentos, tornados insaciables y ofuscados
Llantos que llenaban de orina, mis instintos, por los palos…
Pero aun así y á estas alturas, no me puedo quejar
Porque el tiempo del Franquismo fue, insufrible y letal
Para los apocados, de familia media, palabra del verbo vejar
Y así fue mi niñez, una vejación en forma, de cárcel verbal…
Castigos que soportaron mis débiles huesos, si replicar
Por el respeto á mi Padre, un hombre ejemplar y equivocado
En la forma de educar, por creer que todo mi hacer, fue errar
Y nada más lejos, por dentro sentía, amor y nostalgia soñando…
En mil amaneceres, en donde sonreía mi Padre, hipotéticamente
Pero era el deseo que más soñaba, hacerlo feliz á el y á mi Madre
La pobre sufrió capítulos, en donde me salvo de palizas constantes
El pedía ejemplo, en mis andares y así, solo hacia derrumbarme…
Épocas pasadas, que no quiero olvidar porque para mi, era especial
Aunque me sodomizara, ya que el respeto siempre fue, mi estandarte
Así que ahora lo escribo, solo como un recuerdo sin angustia ni maldad
Si el esta visitando mis pensares, entenderá que lo quiero, como Padre…
Y que todos los días recuerdo apenado, el ocho de Julio, de una mala tarde
En donde lo atropellaron sin miramientos, en un fallo imperdonable
Y cuando destape la manta y lo vi destrozado, ese instante no se va, de mi mente
Perdóname por redactar este episodio Papá, de mi niñez inolvidable…
Aunque á mi manera fui feliz, ya que no entendía aquellos castigos, Padre
La vida es un camino, que tiene principio y fin, espero verte por el infinito
Ese cielo de Dios y el cristianismo y nos podamos dar mil abrazos, en la cumbre
Ya que los Padres quieren, lo mejor para los hijos y viceversa, mi buen Padrecito.
¡Si los hijos comprendiéramos cuando somos jovencitos, la educación Paternal, la convivencia seria más fácil, de llevar!
Modesto Ruiz Martínez / miércoles, 05 de agosto de 2009