Sobre su lecho
Cerco el sabor
a muerte
y apago
su luz encendida.
Salto a un rincón
donde fundo su día
de vigor
y sus vidas se perdió.
Pisada y herida
en cabeza sangra
aprendía a ser maestra.
Con su aspecto temible
también El
se cubrió
de servidumbre
con olor a muerte.
Herido se a rodillo rogando
por su vida a gritos
que los muertos no los oían.
Con sus palabras mansa
cual estrella que brillar
con luz propia.
Tirada por tierra
cubierta de muerte
se asomo sin ruido
el dolor a lo vivo
que piden ser liberado
de su calvario.
Callada se abrió
sobre su costado
tu defensa.
Sin ruido ha cerco
tu salvación
al esclavo liberó
rasgado su vestido
clavando en la cruz.
Con su herida
de muerte arrastro
el ruido que de El
se anunció.
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Francis Mota