Tu boca es la manzana
que me tienta al pecado.
Tu mirada me trasnporta
a lugares encantados.
Tu canto celestial
le da paz a mis oidos,
pero mi corazón se acelera
cuando de tu voz salen gemidos.
Tu tibio cuello, y tu ancho pecho,
son la puerta a la locura
pues me invitan a perderme
en este deseo sin cura.
¡Qué decir de tus brazos!
Tus brazos y manos,
me abrazan,me acarician
con experiencia y lentitud
me erizan cual suave brisa.
Tu espalda, fuerte y a la vez
suve,de terciopelo.
que...(devo confesar)
me gusta rosar con mis senos.
Llendo mas abajo estan tus caderas.
Es ahi donde yo me pasaria,
jugando la vida entera.
Tu cuerpo divino
me gusta contemplar.
De arriba hacia abajo
me pierdo en tu mar.
Pero ni tu boca, ni mirada.
Ni tu pecho ni espalda,
logran encender mis dias,
así, como lo hace tu magica sonrisa.