(esperar 10 segundos de la música para leer el poema)
Creo aún (y lo hice) en cada una de las palabras
que ibas diciéndome pues te siguen recordando;
son como gotas de lluvias que se hacen amadas
iluminando con humedad mi piel al ser mojado.
Sigo manteniendo mi fe en ti, mi única creencia,
aunque no haya claridad del norte para apuntar
teniendo entrecruzada con firmeza la paciencia
al punto de marearse las estrellas por la verdad.
Doy fe del efecto que hace estancia el desterrarlo
cuando a pesar de insistir te olvide para siempre
el dolor de la soledad insolente queriendo cegarlo
a mi corazón con un veneno contra tu ser celeste.
Conservo lo que ha pasado debajo de tantos días
amoldado con el tesón de entregarme en casi todo
ya que sabías (y lo sigues haciendo) en tu partida
desde el momento al aterrizar a la tierra de a poco.
Prevalezco en la tarea convencido para amarte
porque no tenemos otro fin mas que la eternidad
para demostrarte que solo ha nacido un diamante
(el tuyo) capaz de brillar en mis ojos la felicidad.
Vito Angeli