Seguramente en su osadía
la lluvia es antagónica;
una voz nostálgica
que se aflige dentro de ella.
Lluvia penetrante
que no concluye
en su turbio obelisco.
Que se aflige
en el sentimiento bohemio
de las acacias,
y yo no hago menos otra cosa
que escucharle.
Son perplejos sus prejuicios
que me ahogan
en su gesto renegado.
La silueta de sus labios
se malgasta sin fortuna.
Y vienen a mi juicio
sus ojos negros (...),
inquietos y lejanos.
Seguramente no puedo suponerlos,
asaltado y limitado.
Hubo algo en ellos (...),
el pétalo impreciso
de la inculta
tristeza.
Una voz nostálgica...
En su osadía seguramente
la lluvia es antagónica;
obelisco de un gesto renegado
que se aflige dentro de ella.
Eteri
10-11-11