Siento celos, muchos celos,
como llamas,
como espinos que roen mis muslos,
que rompen mis huesos,
cuando veo que otras te hablan
o te mandan besos,
quisiera matarlas, matarte y morir.
Pero no eres mío,
eres de todas,
y más celos me ahogan
y lloro de dolor por horas,
siento que mi corazón
se hincha de lamentos
y late ya sin sangre, vacio, frio.
Eres mi tormento, mi hastió,
pues por mas que desee
jamás serás mío,
no servirá de nada que a Dios le rece,
si tienes corazón de condominio
y en tu vida no me tomas en cuenta.
Solo te he dado unos besos
y por eso me creo con derechos
de sentir los celos más enfermos.
Y muero, muero de celos,
me revuelco en mi propia esencia
de la envidia que me dan las otras
y por más que me advierte la conciencia
de una herida, hago caso omiso de sus advertencias.
Ya no puede contener mi cuerpo tantos celos,
se me desbordan, se me escurren como lava,
y siento que el corazón me explota
por la paranoia de pensar que estas con otra.
He perdido el control
por tu amor que no vale,
por tu amor que no existe,
no sé, como así puedo amarte.