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Existe una hora exacta del día,
donde la luz se vuelve noche,
donde tu cuerpo junto al mío
despiertan el deseo del goce.
Y en ese momento de amores
naciendo de tu boca con cielo
se mezcla cual ramo de flores
entre jardín de besos y dedos.
Te vas agitando por el placer
decidido a no soltarte vencida
mientras el ritmo en todo ser
tuyo indica que no hay salida.
Siento acelerarme, excitación,
manejando el apetito completo
hasta que el fuego y la pasión
aniden mi lengua en tus senos.
Alborotados sentidos para ver
como lo viril volvía alimento
nutriendo al vicio en ti nacer,
el grito de mi voz hacía tu eco.
Fundidas la materia y el alma
de dos aventureros en la cima
escalan sus sexos sed profana
dejando al paso hasta la vida.
Vito Angeli