Hoy tus ojos ya no callan al mundo, sólo hay ruido.
Los ilusionistas lanzan artefactos de optimismo
para los niños y ancianos intoxicando su recuerdo,
hacen de su pasado un rumor…
Clavan sus garras piadosas sobre la carne de la ciencia,
mordisquean sus huesos, chupetean sus sueños,
gritan, lloran por despecho y no por su ausencia.
Ruido, solo hay ruido y mas ruido en este lugar,
me retuerzo en la incondicionalidad del universo
y me permito el lujo de maldecir sin miedo a Descartes
y su estúpida no existencia,
de perderme en la fractalidad de la nostalgia que cada noche
me espera bajo la almohada.
Ya no se si es que el mundo está sordo o es que yo
oigo demasiado.