ALVARO J. MARQUEZ

SIN GOLES

-Mi amor dime ¿a cuál equipo le vas?

-Me da igual, le voy al que sea mejor.

-No, pero alguno debe gustarte más.

-En esto yo no tengo himno ni color.

 

-Vamos a ver a cuál de ellos le toca,

es fútbol y soy un entendido en eso.

-A ver... ven acá, acércame tu boca

a ver si te doy suerte con un beso.

 

-Mi amor... ya empezó el partido,

¿qué te parece si ahora lo vemos?

-Tu pregunta no tiene mucho sentido

¿No lo podemos ver si nos queremos?

 

-Sí, pero entiende mi vida, mi sol.

No es que deseos de ti no sienta,

es que si te beso meterán un gol

¡y tal vez ni nos daremos cuenta!

 

-Oye, me gustan mucho las piernas

de algunos de los jugadores que veo.

-Veo que tus expresiones son tiernas,

pero debes concentrar en mí tu deseo.

 

-Pero amor, dime ¿quién te entiende?

Me dijiste que querías ver el juego.

-Sí, pero que los veas así me enciende

y a veces soy celoso, no te lo niego.

 

-Está bien, aquí no quiero tus enojos,

yo sólo vine a traerte mucha suerte...

Para complacerte cerraré mis ojos

y juro que los abriré sólo para verte.

 

-Amor, haz lo que creas conveniente,

ver el juego es ahora lo que trato,

si hay algo que necesito urgente

es que te quedes callada un rato.

 

-Pero amor ¡estoy enamorada de ti!

Estás que parece que te dará un infarto.

-Es que lo que quieres hacer aquí,

lo podemos hacer luego en el cuarto.

 

-Te digo que esto pudo ser mucho peor

si hubieses estado con tu amigo...

-Yo estoy por creer que el peor error

fue ponerme a ver el juego contigo.

 

No he sido supersticioso, que recuerde,

pero de esto, lo bueno que puedo sacar,

es que si acaso al final mi equipo pierde,

al menos ya sé a quién voy a culpar.