“Hay que escuchar a la cabeza, pero dejar hablar al corazón.”
Marguerite Yourcenar
Por ocultar mi dolor
maldigo al día;
pero bendigo a la noche
que aflora mis fantasías.
Maldigo al sol
que ciega mis ideas;
mas bendigo a la luna
que se me ofrece tan bella.
Maldigo esa voz
que incrimina toda mi vida,
y bendigo los silencios
que dulcifican mi agonía.
… Duele dolor mío,
duéleme en mi costado,
que tú , dolor, eres sólo mío
y no perteneces a ningún dios
sino a este vulgar pagano.