(esperar 35 segundos de la música para leer el poema)
Giro la cabeza y allí lo encuentro
en su serenidad de agujero negro
pidiendo con hambre mas becerros
que nutran la avaricia de ser ciego;
terrible de ser, va creciendo lento,
acoplando tras su paso sangriento
mas muertos en gran cementerio
del cual el amor es su predilecto.
Imposible resulta para detenerlo
ya que mi fuerza perdió su cuerpo
la última vez que sentí algo cierto
cuando el corazón me latió eterno.
Esta inmensidad resulta un desierto
donde oscuridad es dominio pleno
fruto de cavar hasta quedar yerto
lo que hoy es vacío de tu recuerdo.
Vito Angeli