Respira inquieto,
palpita el corazón
de piedra y fuego.
Triste, se queja
con lágrimas ardientes
que el mar consuela.
El viejo guanche
reposa en las entrañas
de la madre Isla.
Y en su dormir,
sueña arroyos de lava
besando el mar.
12 de noviembre de 2011
Pau Fleta