Parece que de tanto pensar se me han dormido lo sesos
Y las moscas abundan la mitas del nefasto queso que he olvidado guardar
Entre el dolor del mármol en que me he envuelto el pecho
Desmenuzo las galletas que en tibio abrazo me han hecho
Saciar mi carencia de sol y me he preguntado que hemos hecho al ignorar
El pedacito de cielo que con los dedos podridos se le ha escapado un gañido
De una boca celestial aunque con muy pocos dientes de leche ya de mudar
Con la vieja de la esquina que sin duda duele más verle los ojos que encienden a los hombres al pasar pero detrás de su ceno se encuentra una aflicción fatal pues de hambre y de asco se enmudece en el falso amar tampoco hemos mirado al matrimonio de halla que bien a nadie le importa su vida llena de afán en él se ven como pasan cada año al parpadear y en ella la tierna carne que apetece devorar también hemos ignorado al muchachito de allá que con los pies apretados se mira inocente al mar y con su boca destila odio que no se ve hacia a la madre asesina de sus alas de papel miren aquel moribundo que parece recordar cómo los años mudos se tira en silencio al mar y llora tan soñoliento con sed de una replica que ruega a las gaviotas le contesten al pasar y que uno lo juzga por ebrio y repulsivo vestir y su pobre corazón ya no siente mi el reír
Y que decimos de mí que me he mordido el unir de mi boca con mi encía para así sentir si duele un poco la vida o ya no me quejar para preguntarme entonces si me pueden ignorar