Letras que se alzan grises como la tierra,
dibujan la enfermedad eterna,
la búsqueda de la verdad perdida,
los trozos moribundos de la hoja muerta
rota en mil pedazos quedan quietas,
llevando cenizas a la luna llena
donde ha sembrado las lágrimas el poeta.
Se detiene en la fantasía del camino
acaricia una portada y cree ver su rostro,
tal vez por esas cosas del destino
pueda ver del otro lado del cristal
sus sueños en las páginas del libro,
camina entre la gente, las manos en el bolsillo,
el corazón en las imágenes mágicas que nadie ve,
su mente vuela sobre las alas de los dioses
sus pasos son suaves como el silencio y el olvido
poco importa el color de las flores
todas sus rimas, todas sus voces
le dan a las sombras pasiones y brillo.
Se sienta a la mesa alzando sus manos,
un plato común, algunas monedas,
ahorra el sonido, el lápiz, las velas,
en las noches toca el mar, cuando todos duermen,
él viaja en el viento a mundos infinitos,
no hay locura, no hay pobreza, no hay dolor
no hay amores que le detengan,
sus manos inquietas escriben bellezas
que sólo un ángel venido del cielo
en su intimidad celestial y secreta
inspira los versos y los cantos divinos
que escribe y canta el poeta.