Pálida rosa de otoño de pétalos sombríos
que queriendo mantener su escarlata
lucha contra el tiempo en tenaz porfía
pero la ocredad gana espacio día a día
y mustios caen sobre los escombros del recuerdo.
Por mantener su esencia no escatima
en querer robar con el viento otras esencias,
pero éste, inclemente deshoja sus pétalos
y se los lleva con él irremediablemente.
De aquel clavel blanco quiere su rocío
para humedecer sus gastados colores,
lo atrae coqueta agitándose en su tallo,
pero éste yergue su altivez entre otras flores.
Aún mantiene su sutil fragancia
escondida entre lo profundo de su corola
Está en ella el corazón de un capullo
que quiere redimir su color y su elegancia.
Pero sigue altiva sobre el alto de su tallo
que de espinas se cubre y endurecen con los años.
Escalar por él, es tan difícil,
ellas lastiman y las manos sangran.
Pálida rosa que en el otoño,
aún mantiene su elegancia.