Ella conversa con los libros,
discurre intermitente
haciendo quiebros al tiempo.
Se mira indiferente
en el espejo de la vida
y cae sobre tus ojos
para morir en una frase.
Escribe, convencida de que su amor
producirá un amor entre las letras.
Él es tiempo y, también, distancia,
un silencio sin voz; la noche que transcurre
incendiada de luz y de palabras.
Un hombre escribe y cuando no escribe
deja deslizar la pluma sobre la vida.