Mundo gris, frío y extraño,
que nos atrapa en sus redes de momentos raros,
me muevo en el como lo hacen los gatos,
en la oscuridad de la noche, sin soltar tu mano,
se apodera del tiempo, el nos ha atrapado.
Caminando dentro de mí entre suspiros,
te abrazo y miro tus ojos que no se alejan, siempre conmigo,
mirando tus pupilas, escuchando mis maullidos,
abrazándome a ti que me acompañas al pasar de los siglos.
Recorriendo juntos la mitad de la tierra,
sin alejarme nunca de ti y protegiéndote como las fieras,
reflejando la noche en tus pupilas de gata,
arrebatada, a veces celosa, siendo tú misma.
Lágrimas nocturnas que anulamos,
al entregarnos al amor, al tomar con ternura tu mano,
al sabor dulce de tu boca, dejando de lado al olvido,
repitiendo la poesía que cada noche te escribo,
querubines del mundo, en algún tiempo alguien lo dijo.
Esa que nace desde mi corazón, de la que se escuchan sus sonidos,
amor, romanticismo, sombras noctámbulas que indican que en ti existo,
poesías llenas de recuerdos que descansan sobre el teléfono, en una llamada solitaria,
recostada en tus brazos, en nosotros, sobre tu falda,
en nuestra habitación en algún departamento en Francia.
¡Ay mi amor cuánto te quiero! Mis labios te extrañan,
tus besos son para mí como tiernas lanzas,
un amor tan fuerte que me alegra y no me daña,
sentimientos bajo la luna llena bajo las aguas.
A nosotros el tiempo hace su regreso,
lo dejamos fuera, junto con la lluvia y sus estruendos,
tus brazos son mi refugio,
la fortaleza en que se oculta mi cuerpo.
Me envuelve tu ternura, para mí ese es el cielo,
mientras acaricio tiernamente tu cabello,
cataratas de amor oscuro, mi hermoso refugio,
mi primavera llena de flores en un frío invierno.
Un amor eterno que es rosa, es gris y negro,
tan lleno de felicidad, de luz de sombras como un cementerio,
un amor que siempre vivirá más allá de los muertos,
un amor oculto entre sombras, envuelto en misterio.
La luna cae a tierra en pedazos junto al cielo,
luna de cuarenta años que nace de nuevo,
tú la vez cada noche entre tus sueños,
me ves junto a ti, abrazándote recorriendo la distancia entre besos.
“Recorremos el mar, a sus olas casi cincuenta metros, un viaje largo y a veces corto en el que todo es muy bello, donde todo es amor, todo es rosa, hasta el tiempo, nace aquí, a tu lado el más hermoso de todos los cuentos, donde todo es nocturno sin remedio, sólo la luz de la luna cuando me abrazo a tu pecho, bailando con rítmicos y sensuales movimientos, todo ello cubierto por el amor... Un magnífico deseo, en el que se unen nuestros corazones, solamente ellos, acariciando suspiros, abrazando tu cuerpo, caricias que recorren tu cabello, palabras silentes que dicen cuánto te amo, cuánto te quiero.”