poetaovallino

Libros...

Si pueden callarse deben saber mucho,

de todo lo que dice la tierra y su te digo,

parecen tercos como moléculas de seda,

parecen muertos, nicho del que muera.

Sucios como el polvo, vivos como el quiero,

tan sólo miran pasmados su suelo,

pensativos, muertos, estériles del tiempo,

quédense allí donde nacieron,

mírense absurdos, monótonos.

Mueránse allí donde tuvieron,

su amor primero, su mirada.

a un solo amigo, a su alma.

Háblenme allí donde besaron,

a una prosa, al compás de mi mano.

¡Ay, de mi!, si no puedo hablarles,

sentados en lo muerto, cubiertos con lo vivo.

¡Ay de mi!, si no puedo hablarles,

mentes perpetuas, libros de arte,

¡Háblenme, háblenme!, por qué callan.

Cubiertos de polvo, enmudecidos,

sólo mis ojos verán donde vayan.

Murmuren su saber, digan que digo.

¡Mírense!, inertes en su prestigio,

todo lo que dicen no se escucha.

Cubiertos de letras y de olvido,

lo más diminuto les ha restringido.

Libros, en "Mil y una noche" han nacido,

hojas secas del tiempo les cobijan,

su gran utopía les ha vencido,

que hasta al gran Hamlet resucitan.

Si todo se oye, por qué callan.

Nada les han hecho las letras y los versos,

tan solo duermen plasmados en su cuerpo,

esperando despertar en exacto momento

de una tristeza oculta o un afanado sosiego.

Si todo se oye,por qué callan.

Libros, mis maravillosos libros,

nada más bello que ustedes he oído,

pero, ¡ay de ustedes locos libros!,

 y ¡Ay de mi, si no escribo!.

                                            Bugues, 1995.