Rebelde por momentos.
Agudo los martes y sanguinolento en abril,
excéntrico por culpa de “los otros” y quebradizo
como una antorcha en medio de los mares del sur.
Rebelde por tiempo ilimitado
y ágil frente al precipicio de lo establecido.
Seductor sin freno de serie,
flaco favor que se rompe en más del mil pedazos;
somnoliento como un simio parricida,
despierto como una nave espacial
que se sabe perdida
en medio de un agujero negro…
La revelación me hizo ser sagaz y cínico:
todo lo que llega del más allá suele convertirnos
en seres condenados con ganas
de fragmentar normas y cortar
cabezas vacías.