Cuando el atardecer anuncia tu alegría
me acerco a la ventana para saborear la frescura
que el río de aromas florales de la montaña
acaricia las tibias aguas de playas azules.
Tus pasos de niña se asoman a lo lejos
como silueta de gaviota enamorada
la luz de tu alma todo ilumina
cuando tus labios roban el beso
de las olas que al morir en la orilla
murmuran tiernamente tu nombre.
Yo te miro desde la intimidad secreta
de los años primaverales,
ese amor escondido, sencillo como el cielo
transparente del verano,
miro las aves, a los niños jugando,
miro tu silencio, miro tus manos.
Tú pasas como el tiempo y sus estrellas
ilusión que se vive en un instante eterno
el saludo de tus ojos inmensos, tan suaves
y me quedo solo, mirando llegar la noche,
corro contento para hablar con el mar,
a contarle lo feliz que me siento
cuando el verde de los bosques
se estira en las sombras
que anuncian la tarde.