De puñal filoso, la sangre aflora
y esa espina gris, que atisba mi vida,
es cuerpo de rosa, que hiere y olvida;
sentir doliente, de fugaz demora.
De puñal filoso, mi alma llora,
pues enorme pena, fue su absurda huida;
la causa gris de angustiosa herida,
que a mi sosiego, inclemente devora.
Aquella siempre, motivo es de amor,
llena de aromas noches enteras;
más sólo existe, en su vida de flor.
Pero, ella, vive más primaveras,
igual de bella, trae más dolor;
deja ausente incontables esperas.