He renacido como el ave fénix de las cenizas; he empuñado gloriosa mi espada.
He derramado sangre en combates divinos; he cruzado las aguas salvajes, sin aun así poderte encontrar.
He contemplado los imperios derrumbarse; he visto los desgarrantes siglos pasar.
Te he buscado en remotos dominios; he ofrecido mi alma a los dioses, por un solo beso de tu boca.
He soportado el implacable yugo del destierro; he confinado mi ser a las sombras.
He sellado mis labios con tu nombre; he proclamado a los cuatro vientos mi amor.
Pero aun así no encuentro tu dulce reflejo, no siento tu aliento en mi rostro; ¿dónde mas buscarte?, si mi alma vaga perpetua en busca de tu mística presencia.
Elevo hacia el cielo plegarias, esperando que tu voz rompa el silencio de la noche y me conduzca hasta tu encuentro.