Lucero Moscoso

MI PERRO TIENE ALMA

MI PERRO TIENE ALMA

La espinosa soledad de una infame soltería, tenía deambulando sus lazarillos sueños por el pálido paisaje de su vida, donde el centinela de la suerte también rondaba con gula de muerte. Un día de esos en que más le golpeo la soledad, acogió aquel perro flaco, hambriento y vagabundo que calado por la lluvia, temblaba bajo el nostálgico frontispicio de su casa. El suceso en sí, la noche en que a los cielos con gusto parte, la anciana lo confiesa como el más sabio proceder de su existencia:

Cuando desterrada por la muerte al infinito parto 
Ese perro que a mi lecho yace con mirada santa,
Humilde y generoso, ahogando su cristalino llanto,
Me lo llevo en mi corazón que ya sin espinas canta.

Al invierno de mi vida ninguna tortura se anida
Por su devota fuente de lealtad y obediencia pía,
Que a bien me puso Dios como celestial alegoría
Para sembrar mimos al marchito huerto que había.

Fue cuna y altar a las sombras que mi ánimo sustenta
Y abrazo ante el mal que del mundo me llevaba a tienta,
Por ser su voluntad a mis deseos mansedumbre cruenta.

Hoy digo con espíritu en ardor que mi perro tiene alma
Y que sólo su perfume santo a mis penas le dio la calma,
Y me elevo a los cielos trocada por su amor, una santa. 

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Propiedad intelectual Lucero Moscoso