Pobre halcón encapuchado,
le amaestraron la vida.
El alma se la han robado,
la libertad se halla herida.
Ya no despliega su vuelo,
con su natural maestría,
volando busca el consuelo,
triste figura sombría...
Pobre halcón encarcelado,
le castraron la alegría,
simulacro encadenado,
cruel ritual de cacería.
Triste halcón condenado,
a una pena que lo engrilla.
Que sabiéndose atrapado,
duerme en su gris pesadilla.
La luz quemando sus ojos,
la seña, enciende su ira…
De la Prisión sin cerrojos,
la presa ubica en su mira.
Vuela veloz y curioso,
la libertad examina,
ese espacio misterioso,
donde ensaya su rutina.
Batiendo el suave plumaje,
va extendiendo su hidalguía.
No logra hallar el coraje,
perdido en la cetrería.
Pobre halcón esclavizado,
instruido en el olvido,
entregó lo más sagrado,
la libertad de su nido…