Tú eres demasiado buena, Andrea,
demasiado hada
porque escribes pintando estrellas
sobre la mar de la nada.
Eres demasiado infinita,
mi superlativa poeta,
inagotable zurcidora de golondrinas
sobre el retal de la primavera.
Procedes de la tribu de Cortazar
pestañeando Rayuelas,
llevas Borges en los ojos
y en tus labios vive Gelman.
Eres la proletaria del verso
sin metáforas burguesas,
y cuando te leo me acuerdo
de los sin techo y sin tierra.
La primera vez que te leí
eras soleada palmera,
y pronto te reconocí
pues eres de mi misma madera.
Andrea, tú no te vas por las ramas
ni reptas como culebra,
ni hieres con puñaladas
ni llevas veneno en tus venas
Andrea, eres demasiado hada,
eres demasiado buena.