En el campamento zarzal
Los cielos sostenidos por la niebla
que se extienden en distención de ala,
la luz enferma que su gasa puebla
mutilando el color sangrienta bala.
Inmerso en el carisma del Eolo
que descompone la mentida capa,
se diluye la niebla que se escapa
entre el silencio impenetrable y solo.
Un proceder de pájaros que danza
en formación de agónica presencia,
en rictus de enigmática indulgencia
va ungiendo el campamento de esperanza
y parece que ahoga en su pujanza,
el tormento falaz de la sentencia.
Rafael