Barrio alegre, rincón de mis días nuevos
Acaricio en sueños tus horas plenas y gloriosas
Rodeadas del suave rumor de tus caudales de asediante furor
Regocijándose ante los plácidos días de calor y roció nocturnal
Imágenes claras vienen a mí de tus dorados tiempos
Opacados por la carrera veloz de la tromba infernal.
Lejano y tenue, difuminado entre el tiempo que se fuga
Apabullado y triste, disperso en algún lugar
Solicito discurres ante el llamado inútil de tus hijos amados.
Deseo verte nuevo e integro en tu plenitud de tiempos gloriosos
Entre aquel blanco manto de arenas veraniegas que llaman al ocio
Libre como el viento de tus arrabales
Impetuoso y acogedor de mil misterios
Cubres hoy tu raído rostro con turbantes de olvido
Invadido por legiones de seres que habitan tus solitarios despojos
Atraes los más sublimes y profundos pensamientos que,
Solo y perdido sufres un castigo sobrenatural
Por siempre estarás en nuestros palpitantes corazones
Ocupando las primeras filas en el escenario del tiempo
Riéndonos de tus benignos y aterradores momentos de gloria extinta.
Solo el viento de la muerte podrá borrarnos de la mente tu bello nombre
Importado al parecer por los dioses del deleite
Exquisito lugar rodeado de llanos y lechuzas
Mañanas iluminadas de sol candente y atardeceres futboleros
Paraíso terrenal de bellas damas y cordiales caballeros
Rocas, árboles, vestigios, seres errantes, cósmicos o de ultratumba
Enarbolarán tu nombre en todos los confines y hasta el final de los tiempos.