Voy a morir un día, así está escrito,
pero mientras tanto he de robar tus manos
para que noche tras noche puedan acariciarme.
No quiero ni incertidumbres, ni melancolías,
el día de mi muerte. Por eso he de asaltar tu cuerpo
para tomarlo con brío, con la carne fresca
de un astral camino.
Voy a morir un día en cualquier hora
sólo quedando añoranzas flotando en el viento,
y he de pedirte un beso
como responso a mi recuerdo.
Te vas a morir un día y estaré a tu lado
no habrá un momento de lágrimas en mis ojos,
porque no lloraré porque te has ido
he de llorar porque me dejas solo.
Te has de morir un día, detendré ese instante
no habrá paso capaz de sopesarlo
ni habrá cruz que cargue ya mi hombro.
Se me nublan los ojos de pensarlo
se me secan los labios sin tus besos,
pero estamos amor, aún
no estamos muertos,
y te siento tan lejos y tan fría.
(de mi libro “GRIETAS” /2007)