Aquí, este pozo sin fondo que es
mi estómago brama por ti , mi amor.
Hay noches, siempre, todavía
donde te comería el corazón...
Noches donde el hambre devora
mis entrañas.
Mi alma no tiene dedos para contar
tus risas, tampoco tus desplantes.
Son semanas enteras
donde me encierro entre libros
y devoro sin tregua las hojas de papel,
y me dejo habitar por versos, por besos,
y en mi cuarto somos trescientos haciendo
del amor una infinita hoguera
para alumbrar un verbo.
Son meses de cuarenta días en que me ato
un color a la cintura.
y giro, giro, giro sobre el lienzo,
que cede al baile su blancura
como una flor sus pechos
al rocío...
Y hay noches, años, tiempos
en que la pluma vence todo cansancio.
las lágrimas de tinta no cuestan nada,
los amores de tinta piden nada,
los delirios de tinta son un poema...
Y yo mi amor, te comería,
sentada en este hambre sin fronteras,
te comería el corazón...