Dejad correr el tiempo,
volad como las aves,
y veras como son suaves,
los aleteos del viento.
Mirad a tu lado el mar,
y luego busca la estrella,
la hallaras porque es muy bella
y ponte con ella a jugar.
Jugaras con su luz ardiente;
y hablaras con ella quedamente
que pensarás que estas ausente
porque te habla solo en tu mente.
Es silente como la mirada,
que grita cuando se quiere;
que odia cuando prefiere;
o cuando prefiere no explica nada.
Y así, caminando con titilar compañia,
quedará la soledad olvidada,
quedará la angustia despojada,
con esa luz en el cielo que ilumina.
No es un sueño lo de la estrella,
es la estrella que vela el sueño,
que acaricia tu rostro con empeño
y sabiendola inédita, te prendes de ella.
No es estrella. Estas consiente
es que sus ojos, luz emanan;
y te tienen con palabras que derraman
viviendo amor, amor silente.
Yo comprendo, por que doliente
te aferras al dominio de las letras;
es, que con ellas vas dejando inertas
soledad y angustia que tu pecho siente.
Las recordaras sin compañìa, en instantes
por que evocas su prudencia;
pero es hermosa la renacencia,
soñando aun, sueños titilantes.
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