Si estás cansado del camino,
si el destino te ha engañado,
si las horas se te escapan
como arena en un puñado,
si no encuentras en el mundo
quien desvele tu mirada,
si no hay árbol que dé sombra
a tu confianza maltratada...
Ven...
Y si el tiempo es tirano
y te entierra en su soberbia,
y si no hay lluvia sagrada
que alivie cada pena,
si no quedan otras manos,
ni caricia, ni soporte,
si te sientes solitario
y creas que a nadie importe...
Ven...
que a mi sí me importa.
Ven...
mi mano está pronta.
Aquí tendré a resguardo
la esperanza que despierta,
aquí aunque me duela
tendré el alma siempre abierta,
aquí entre mis brazos
tu cruz puedes descansar,
porque quiero verte libre
de lo que te pueda atar.
Aquí tendré un cielo
para darte cada día,
aquí habrá paciencia
y contagiosa valentía,
cuando sientas que te caes
tendré mi cuerpo atento
que amortigüe cada piedra
primero en el pavimento.
Por eso ven,
que te quiero sonriendo
que te quiero viviendo,
que te quiero, te quiero.
Por eso ven,
que en mi pecho hallarás
mi corazón peregrino,
tu relicto de paz.