ivan rueda

HISTORIA DE UN PERDEDOR

 

Cambió el color verde de su esperanza

por otro más acorde con su papel,

perdió su sonrisa entre los dientes

porque no había otra cosa que comer.

Se fue poniendo agrio como un vinagre,

como si sólo tomase sopa de hiel,

le apareció en el pecho una tos fea,

le apareció en el alma un no sé qué.

era su cama la losa fría de las aceras

y la esquina de un portal su gran hotel,

Abrió una tienda en la desgracia

al lado de un centro del Corte Inglés,

vendía lo que vende el que nada tiene

que es soledad, tristeza y poca fe,

Solía pensar en su pasado de proletario

en su puesto de operario en un taller,

en las huelgas por dignidad en el salario,

y en las balas de goma que iban por él.

Solía adecentarse mirando un charco

antes de leer la prensa en un café,

solía emborracharse con vino malo

de esos que jamás calman la sed.

Guardaba en las bolsas de sus ojeras

la vida que compró en un todo a cien

y ocultas en el fondo de una maleta

guardaba esas lágrimas que nadie ve.

Hablaba con la luna de vez en cuando

de asuntos que sólo ella puede entender,

hablaba con la virgen de los lunáticos

de aquello que un hombre llega a perder.

Olía a un dolor de esos que matan,

que duele hasta en la foto del carnet,

olía a hombre muerto estando vivo

que es una apestosa manera de oler.

Apareció un día crucificado sobre cartones

clavado con la lluvia del amanecer,

sobre su pecho revoloteaban dos gorriones

y sobre sus labios... la foto de una mujer.