Tu embrujo difumina mis disloques,
dispones de una magia elaborada,
con pocimas de amor, que con mirada,
reajustan precisas con retoques.
¿Serás quizás, la bruja entrañable de mis sueños primigenios?
Cual extrae con sus toques,
la savia natural tan esperada,
que empapa a mi persona, regalada,
y hace realidad todos mis ruegos.
Convirtiendo tus hechizos,
a la debilidad en entereza,
y a la pobreza en riqueza
al regar tanta gracia de tus actos
las porciones dudosas del camino,
que con trampas y entre tratos
transforman a persona en un errante
pasajero, que apresado por los miedos,
él vaga recorriendo las iglesias,
esperando encontrar cualquier creencia
que sirviésele para descansar
-en el parque o plazoleta-
¡limpia ya! su cansada y sucia alma polvorienta,
de rodar por callejas, pasadizos,
y larguísimas cuestas empinadas,
olvidando su credo en las esquinas,
que por ser, era y es, su fe en amor.
Y él de él...
bien sabiéndolo muy próximo...
él que fue desvergonzado, ahora es:
un truhan que dejó de querer serlo.
Y acertando plenamente en aptitudes
ya colgó su antigua ruina en el perchero,
e incluso lavó las sucias vestimentas;
y con enorme empeño pasó,
de creerlo imposible y harto vano,
a resultar ser converso,
de su orden, un mendigo pedigüeño.
.Y llegó a amar...
amó simplemente,
por entregarse llano al amor;
creyendo en el amar
318-omu G.S. (BCN-2011)