Hoy decidí no escribir un poema, solo mirarte…
hablas, escucho tu voz,
tienes en mí un arma de doble filo.
Te ríes… ¿qué pretendes que haga?..
Sin embargo vi tu cuerpo desnudo venir hacia mí,
y acabo tan solo en un acertijo del alma.
Me buscas, haces de mí un simulacro de destino…
tienes ese don de llevarme donde quieres,
y aún no se qué pretendes.
Ando perdido,
obsesionado por cada uña tuya en mi espalda…
creo que lo mejor será despedirnos esta vez,
ambos hemos perdido esta batalla.
Que no hablen nuestras almohadas de lo que pasó anoche,
tuvimos suerte que tú y yo no estábamos aquí,
pero he aprendido de tu juego
por eso me encanta lo que haces.
Dime tú nombre y en qué mar puedo encontrarte,
hazme saber que mañana te olvidarás de mí
para yo no esperar al sol.
Si vas a irte,
no me despiertes entonces…
nadie puede sentir mi deseo de verte,
tú y yo no nos hemos equivocado.