Mis ojos miran todo, siento una nostalgia enorme. Delante del espejo, miro mí cara y pienso que habría podido hacer muchas cosas, me condeno, por mí falta de coraje, ó por inocencia, no sabía que la vida pasaba tan rápida y que el ayer no vuelve y que lo que no hicimos, quizás no tengamos nueva oportunidad para hacerlo.
Ahora no merece la pena llorar en cima de la leche derramada, hay que limpiarla y poner otra en el tazón.
Así es la vida, así es todo, así se vive muriendo un poco todos los días, desde que nascemos, vamos corriendo para el final.
Dichosos los que la aprovecharan cada minuto.
Qué alegría tendría yo en volver atrás, poder regalar a mis padres lo que no tenía antes, mí casa confortable, sentarlos al aire libre en mí jardín en un sillón, darle mí cariño en su etapa final, pero fue imposible, no tenía nada para mí a no ser mí llanto, mí tristeza, mí soledad, solamente é ocultado de ellos mí sufrir, lo hice en silencio.
Nada soy nada fue, al final solo tuve derecho a respirar el aire, dejar pasar los días y noches, sin tener oportunidad de cogerlos para junto de mi.
Mi padre se marchó muy temprano, a mí madre aun le he dado bastante de mí cariño y atención,
Hijos, por favor nunca dejen de amparar vuestros padres, ni cambiarlos por los hijos ni por cosas materiales, un rincón en vuestra casa es mejor que el desamparo, el visitarlos por descargo de consciencia.
Mis ojos miran todo, menos el sufrimiento que los mayores llevan dentro del alma y esconden de sus hijos, por no obligarlos a hacer lo que no quieren.
Pensar, hace bien, nunca te olvides de los sacrificios que tus padres hicieran por ti y tu corazon hará el resto.
Carminha Nieves